miércoles, 9 de junio de 2010













Ixodoidea Aviare
πουλί τσιμπούρι

Palabra compuesta a partir del latin antiguo Ixodoidea (“Garrapata”) y Aviare (“de los pajaros”, “aviar”)
Son una subfamilia de ácaros, más conocidos bajo los nombres chupalomas y vampirines de las plumas. Estos nombres se deben a que la Ixodoidea Aviare es un parásito, proveniente de los pájaros(frecuentemente palomas), que se alimenta de sangre.

Descubrimiento:
Los primeros registros de su aparecimiento provienen de la antigua Grecia. El historiador Kleanthes (aprox 452-399aC.) describe a la Ixodoidea Aviare como una gigante garrapata peluda, y en sus escritos relata detalladamente la muerte de su sobrino Péristeris a causa de uno de estos parásitos.

Anatomía y fisiología:
El vamprín es un parásito diminuto de aprox. 0,00001m en su estado de larva y huevo. Dependiendo de la naturaleza de su huésped el vampirín adopta dos diferentes apariencias. Si el huésped es un animal el vampirin se confunde fácilmente con una garrapata. Se diferencia solo en el color rojizo de sus ojos y la forma de los dientes. En cambio si el huésped es un ser humano el desarrollo del vampirín es totalmente diferente: La insulina presente en la sangre humana lo hace crecer descontroladamente, de forma que no se separa de su victima hasta haberla vaciado completamente. En este caso al vampirín le crecen vellos en todo el cuerpo. Su boca se caracteriza por no tener labios, por lo que parece una “mini-trompa”. Tiene afilados dientes con los que atraviesa fácilmente la piel de su huésped. A su apariencia aterradora contribuyen también sus rojos ojos y su figura parecida a un duende (después de su primer huésped) hasta parecerse a un hombre (Después de mas de 20 victimas). Estos ejemplares se han visto en el Himalaya y es conocido como el Yeti o Pie Grande en EEUU.

Alimentación:
Los vampirines de las plumas se encuentran a menudo en los techos de las casas, habitad de muchos pájaros, donde esperan en el extremo de una hoja para intentar engancharse a cualquier animal o persona que pase. Una idea falsa muy común es pensar que el vampirin es capaz de saltar desde el pájaro (se encuentre este volando y quieto) al huésped, pero el único método de transmisión es el contacto directo, lo cual, junto al pequeño porcentaje de pájaros infectados, es la causa de que haya tan pocos casos de seres humanos parasitados por el chupalomas. ¿Quién ha tocado un pájaro libre en su vida?
Pueden esperar semanas o incluso meses antes de hallar un huésped adecuado. Cuando se encuentran con uno apropiado trepan sobre él y por medio de sus trompas perforan la piel y empiezan a succionar sangre; su cuerpo se hincha y cuando están llenos, se sueltan. Al ser el huésped un humano, crecen hasta vaciar completamente a su victima. Nunca quedan repletas de sangre, ya que la insulina presente en la sangre humana genera en ellos un crecimiento rapidísimo.

En su boca, los vampirines tienen una estructura que les permite engancharse firmemente al lugar del que están chupando sangre. Lo primero que hay que aclarar es que la mayoría de las picaduras son inofensivas, no conllevan la transmisión de gérmenes patógenos; además, aunque inoculen gérmenes, la mayoría de las veces no se manifiestan síntomas de la enfermedad. Eso sí, una vez detectado el vampirín se debe retirar lo antes posible, sin precipitación, pero sin dejar pasar tiempo innecesario. Tampoco deben cortarse, quemarse y sobre todo no se debe tirar con los dedos aplastando su cuerpo, pues en este momento podría producirse la inoculación de fluidos infecciosos desde el vampirin hacia el cuerpo del huesped. La forma correcta de retirarlo es usando unas pinzas, de punta estrecha, a ser posible curvadas, con las que sujetaremos al vampirin por su trompa, lo más cerca posible de la piel del hospedador, evitando aplastar el cuerpo. A continuación realizar una tracción continua y lenta (podría llevarnos casi un minuto), progresiva, sin excesiva fuerza, nunca bruscamente, en perpendicular a la piel hasta conseguir su extracción.

Sintomas de la parasitación:
Los síntomas por los que se identifica esta enfermedad son similares a los de una gripe común (fiebre, dolor muscular, malestar general, cefalea y fatiga), precedidos de un "eritema crónico migrans" (mancha rojiza circular o sarpullido) como primer signo de la enfermedad. El huésped se pone muy pálido y le cuesta mucho esfuerzo salir de la cama.

Literatura relacionada:
1.- Kleanthes "πουλί τσιμπούρι" 413aC.
2.- Marco Polo "La più grande incubo" 1323 dC.
3.- Gerónimo Stilton "Tras la pista del Yeti"
4.- Horacio Quiroga "El almohadón de plumas"

1 comentario:

  1. EVALUACIÓN

    Es un texto interesante, aunque escapa de lo solicitado dentro del contexto literario en que se vio el relato.
    Debió cuidarse la ortografía.

    NOTA 6.4

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